Han pasado varios años, pero María recuerda a Boby a diario.

Porque el amor del bueno nunca se agota. Porque aunque ahora mantenga sus zapatillas sin agujeros, no le roben los juguetes, y su habitación esté mucho más ordenada, le falta vida. La vida y la alegría que él le daba. Porque ya nada es igual si al llegar a casa después del colegio no está para recibirla.

María y Boby tenían una conexión especial. Llegó en una cajita de cartón cuando ella tenía tan sólo 2 años, y en poco tiempo se convirtieron en amigos inseparables. Por lo tanto se puede decir que crecieron juntos y era habitual ver a la niña cuidar a su perrito: le ponía agua limpita, le daba muchísimos abrazos, y le encantaba cepillarle el pelo, además de jugar a la pelota cuando salían a pasear al parque.

Los años fueron pasando entre risas y aventuras. Pero un día a Boby le dio mucho mucho sueño y se durmió para siempre. Y eso nadie te lo explica. Y lloras mucho porque deja un vacío enorme. Pero yo creo que despertó en un nuevo lugar donde estará moviendo la cola como un loco, habrá hecho las paces con los gatos, y tendrá una montaña de zapatillas para morder.

“Carpe diem perruno”

Es triste perder  ese animal que te ha acompañado y querido tantos años, ¡Ojalá vivieran más!¿Verdad? Pero sin lugar a dudas,  tenemos que agradecer el tiempo que han pasado con nosotros, y estar contentos por haberles dado una vida larga y feliz. Además, nos enseñan muchas cosas:

• María aprendió lo que es la lealtad y el amor sin condiciones.
• A pesar de no hablar, la conexión y el entendimiento eran alucinantes.
• Aprendió a vivir cada momento como si fuera el último y disfrutar de los pequeños placeres, así como él disfrutaba cada paseo y cada comida.
• Le enseñó a ser feliz con lo que tenía.
• Y le hizo sentirse única y especial.

Lola, la madre de María me escribió un día.

Quería que dibujase un retrato a lápiz de Boby que expresara su alegría, y les hiciera recordar todos los buenos momentos que había vivido con su familia. Para que siguiera estando presente en casa, pero de una forma única y especial.

Un retrato fiel para que al mirarlo a los ojos sintiera en lo más profundo de su alma que era él. Para que al verlo, María ya no sienta tristeza y entienda que los perros nunca mueren mientras sigan estando en nuestro corazón. Así que me puse manos a la obra y este es el resultado.

Un original retrato en papel sobre bastidor, trabajando a mano cada detalle del dibujo, así como un toque de luz con acuarela y un delicado bordado floral para crear una joyita que disfrutar toda la vida. Sin duda las técnicas mixtas son mis favoritas, porque me resulta un trabajo de lo más interesante en el que poder tocar cada material y sentir su plasticidad.

“Sigo a Almu desde hace tiempo, y siempre me sorprende con cada nuevo trabajo. Así que quería que fuera ella la que se encargara de dibujar a nuestro Boby, porque sus manos son mágicas” Lola

¿Qué te parece? ¿Te gusta cómo quedan los retratos sobre bastidor? Si necesitas información sobre los retratos personalizados puedes escribirme desde la página de servicios o contacto.

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